jueves, 27 de febrero de 2014

La temperatura corporal del perro

Poner el termómetro al perro es una operación necesaria para tomar su temperatura, y es probable que haya que usarlo varias veces durante la vida del animal. Cuando el perro está enfermo, el veterinario puede indicarnos que le controlemos la temperatura y, ponerle el termómetro, puede convertirse en una tarea difícil si no se siguen ciertas pautas.

Un perro adulto sano y bien alimentado tiene una temperatura en torno a los 38 grados y sin embargo, un cachorro tiene una temperatura corporal más alta, que puede llegar casi a los 39 grados.

Para tomar la temperatura corporal al perro es necesario un termómetro de lectura rápida y material irrompible. Hay determinadas situaciones, como tener una hembra en celo cerca, salir de viaje, o hacer ejercicio, que pueden alterar la temperatura del perro. Las partes del cuerpo tienen temperaturas distintas, así que la temperatura rectal es la más representativa del interior del cuerpo y estable.

Síntomas de la fiebre

La temperatura puede variar a lo largo del día, lo cual es normal. Por la mañana, lo habitual es que sea más baja y por la noche más alta. La elevación repentina de la temperatura corporal suele estar precedida de cierta confusión, descoordinación, jadeo, incremento del ritmo cardíaco, así como estreñimiento, seguido de diarrea.

Buen uso del termómetro

La temperatura rectal es la más fiable, así que hay que introducir la punta del termómetro por el orificio anal, para lo cual se puede utilizar un poco de vaselina.

Es probable que el animal no se muestre demasiado colaborador y se necesite ayuda para sujetarlo, de forma que se mantenga de pie, que es la postura adecuada para tomar la temperatura. El termómetro tiene que estar colocado treinta segundos o hasta que suene la señal acústica. Después, hay que desinfectar el termómetro con un algodón empapado en alcohol.

Si se tiene que hacer un seguimiento de la temperatura corporal durante varios días, es recomendable colocar el termómetro cada 6 u 8 horas y siempre antes de la comida, para que las variaciones que produce el proceso digestivo no enmascaren los resultados.

El peligro del calor

Una grave patología asociada a la temperatura corporal es el golpe de calor, que consiste en una elevación de la temperatura corporal del perro que traspasa los límites tolerables para su organismo. Pone en serio riesgo la vida del perro, ya que su temperatura puede alcanzar los 42 grados. 

Los perros que sufren un golpe de calor presentan síntomas como: jadeo, taquicardia, temperatura elevada, mucosas congestionadas, vómitos, diarreas y, el algunas ocasiones, shock o pérdida del conocimiento. Tomar unas primeras medidas antes de acudir, cuanto antes, al veterinario, ayuda a estabilizar la situación del perro. Por ejemplo: colocarle en un lugar fresco y ventilado, bañarlo con agua fría y, si está consciente, darle de beber pequeñas cantidades de agua fresca.

El peligro del exceso de frío

Los perros necesitan protección contra las bajas temperaturas. Sobre todo ciertas razas, que por su escaso pelaje y pequeño tamaño, tienen menos protección frente al frío.

De hecho, hay ciertas enfermedades asociadas al frío como la tos perrera o traqueo bronquitis infecciosa, que puede contraer el perro en otoño o invierno. 

Por otro lado, las enfermedades articulares, como la artrosis, es más probable que se manifiesten durante las épocas en las que el clima es frío y húmedo. 


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